lunes, 6 de noviembre de 2017

RECOMENDACIONES PARA TOMAR DECISIONES EFECTIVAS - TOMA DE DECISIONES EN EQUIPO (U.3 - TAREA 5)

RECOMENDACIONES PARA TOMAR DECISIONES EFECTIVAS 

No importa el tipo de decisión que sea, una simple decisión bien tomada podría significar el éxito, mientras que otra simple decisión mal tomada podría significar el fracaso. Por lo que siempre debemos procurar tomar buenas decisiones, no importa el tipo o tamaño de éstas. Y para tomar buenas decisiones, veamos a continuación una lista de siete consejos que nos ayudarán con ello:
  1. Meditar bien cada decisión. Cada vez que tengamos que tomar una decisión, no importa el tipo o tamaño de ésta, debemos analizarla y meditarla bien. Si se trata de decisiones importantes, debemos recabar una mayor información y tomarnos un mayor tiempo para poder analizarlas.
  2. Tener en cuenta las consecuencias futuras
  3. Muchas veces se toma una decisión pensando sólo en las consecuencias que ésta podría generar en el corto plazo, y no se toman muy en cuenta las consecuencias que podría generar en el futuro. Por lo tanto, la recomendación es que al tomar una decisión, no sólo debemos tener en cuenta las consecuencias inmediatas, sino también todas las consecuencias futuras que podría generar el tomar la decisión.

  4. Evitar el “parálisis por análisis”
    Cada vez que tomemos una decisión, debemos analizar y meditarla bien, pero sin caer en el exceso, es decir, sin tratar de preverlo o planificarlo todo. Debemos saber que al tomar una decisión, por más que tratemos de evitarlo, siempre habrá cierto riesgo de que las cosas no sucedan tal como se esperan. Por lo tanto, debemos evitar tratar de controlarlo todo y, en ocasiones, no seguir alargando por más tiempo la toma de la decisión, asumir cierto riesgo, y tomarla de una vez.
  5. Confiar en los propios instintos
    Para tomar buenas decisiones, debemos confiar en nuestro buen juicio, en nuestra experiencia y, sobre todo, en nuestros instintos de empresario. Nunca debemos obviar a nuestros instintos, ellos nos dirán cuándo una decisión es la correcta, y nos alertará cuándo una decisión que estamos a punto de tomar, no es la indicada.
  6. No tomar una decisión si no estamos convencidosSi estamos por tomar una decisión, pero dentro de nosotros no estamos muy seguros de que es la decisión correcta, entonces no debemos tomarla por ningún motivo. No debemos forzar las decisiones, si no estamos seguros de que vamos a tomar la decisión correcta, debemos tomarnos un mayor tiempo, recabar más información, y no tomar una decisión hasta que estemos completamente seguros de ella.

  7. No tomar decisiones en base a emociones
    Si tomamos una decisión cuando estamos apurados, preocupados, molestos, tensos o nerviosos, es muy probable que la decisión que tomemos sea errada. Lo recomendable en estos casos es no dejarse llevar por las emociones, esperar a recuperar la tranquilidad, y recién entonces tomar la decisión. El estar tranquilos nos dará una mayor claridad y sabiduría para tomar la decisión correcta, y evitar cometer errores de los que más adelante podríamos arrepentirnos.
  8. Delegar decisiones
    Delegar decisiones nos permite disponer de un mayor tiempo para realizar otras cosas más importantes, nos permita motivar al trabajador a quien le deleguemos la decisión, y nos permita obtener mejores resultados (si la persona a quien le delegamos la decisión cuenta con mayor información o experiencia en el tema en cuestión).
    Por tanto, delegar una decisión puede ser una buena alternativa cuando no es necesario que seamos nosotros quien la tomemos (aunque antes de hacer ello, debemos asegurarnos de que la persona a quien se la vamos a delegar tenga la capacidad necesaria para poder tomarla).

TOMA DE DECIONES EN EQUIPO
  1. Crea las condiciones para que se dé lo que estás buscando: decide desde este momento quién participará (y por qué), dónde y cómo se tomará la decisión (consenso, may1oría, consenso cualificado, la decisión del líder…). Este momento inicial debe ser el germen para un debate abierto y sincero. Para ello:
  • Busca personas que defiendan diferentes puntos de vista.
  • Incluye a las partes directamente afectadas. Su participación en el proceso favorecerá su apoyo a la decisión final.
  • Invita desde el principio a posibles oponentes. Si, has leído bien, a TUS oponentes.
  • Elige con cuidado dónde se celebrarán las sesiones. Diferentes sitios propician la variedad en la opinión. Si puedes hacerlas fuera de la empresa, mejor. Esto último contribuye a diluir las jerarquías (por asociación).
  1. 2. Reconoce los obstáculos a los que enfrentas: evita los sesgos cognitivos y de dinámica de grupo. Un sesgo cognitivo es un error sistemático que favorece un tipo de respuesta (o decisión) sobre otras. En las organizaciones, es aconsejable:
  • No basar las decisiones en éxitos pasados.
  • No dar nada por supuesto sin cuestionarlo.
  • Tener en cuenta la predisposición a mantener el statu quo.
  • No centrarnos únicamente en los datos que apoyan nuestras opiniones.
  1. 3. Especifica claramente qué quieres conseguir y analiza las causas del problema1: comprende bien la cuestión y sus causas. El peligro real es buscar soluciones sin haber comprendido las causas del problema a solucionar. Además plantéate los objetivos de la toma de decisiones, es decir, qué pretendemos conseguir con la decisión que tomemos. Como todo buen objetivo si es tan específico como para ser medible, mejor que mejor.
1. 4. Genera alternativas: busca la diversidad mediante la creatividad. Busca la cantidad.
Este momento es el de generar alternativas sin plantearse si son correctas o no. Aquí no se contempla la crítica. Lo que se busca es el máximo, la fuerza bruta, de alternativas potenciando la creatividad de los presentes. Es el momento de la lluvia de ideas, de promover el conflicto creativo, de dejar a un lado los egos y los cargos de cada uno. Céntrate en promover el ambiente ideal para que fluyan las ideas, que todas y todos se sientan reconocidos y considerados.

1. 5. Evalúa las alternativas generadas: busca la calidad.
Ahora sí, es el momento de evaluar las alternativas generadas. Para ello es necesario identificar las variables impactadas: costes, beneficios, intangibles, tiempo, recursos, viabilidad, riesgos, ética. Las variables que manejamos deben estar relacionadas con los objetivos identificados en el paso 3.

1. 6. Toma la decisión: elige la mejor de las alternativas.
En este punto tendremos no más de tres alternativas que hayan sobrevivido al proceso de evaluación. Creemos tener claras las ventajas y las desventajas de las mismas y cómo responden a los objetivos fijados.

1. 7. Comunica la decisión: el cómo es tan o más importante que el qué.
La decisión debe ser comunicada a todas las personas implicadas en ella y a quienes se verán afectados por la misma. Si en los pasos previos hemos sido considerados con todos, hemos tenido verdaderamente en cuenta sus puntos de vista y todos han participado activamente en el proceso, sólo quedaría comunicar la decisión a aquellos que no han estado presentes en el proceso.

1. 8. Lleva a la práctica la decisión: ejecuta el plan y revísalo periódicamente.
Todo el mundo, a estas alturas, debe saber lo que se espera que haga respecto de la nueva decisión. A pesar de eso el trabajo no acaba aquí. Es el momento de fijar un seguimiento para evaluar el cumplimiento de las acciones. En estas revisiones nos ocuparemos de hacer los ajustes necesarios para que todo se siga desarrollando según lo planificado.



FUENTES DE AYUDA:
Crece negocios (2016). Consejos para tomar buenas decisiones. Recuperado de: https://www.crecenegocios.com/consejos-para-tomar-buenas-decisiones/
Mara la diferencia (2015). Recuperado de: http://marcaladiferencia.com/toma-de-decisiones-en-grupo/

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